Urbanismo

Urbanismo

Tal como lo plantea Paolo Saturnini, miembro de Cittaslow International y ex alcalde de Greve, se debe impedir el crecimiento desmedido de la ciudad, mediante una política de planificación urbana guiada por los principios de control de nuevas edificaciones y especialmente de reutilización de los edificios existentes asignándoles nuevas funciones.

El movimiento Cittaslow advierte que una ciudad lenta no debe recogerse sobre sí misma sino trabajar para que surjan nuevas solidaridades entre los territorios, los barrios, entre las ciudades y sus suburbios, entre la urbe y el campo, y por supuesto, entre las naciones y los continentes.

Nuestra red se caracteriza por ciudades cuyos centros históricos son espacios peatonales en los que el tráfico y su ruido desaparecen fomentándose el paseo tranquilo, las grandes superficies son rechazadas en favor de los pequeños comerciantes de la localidad favoreciéndose así los productos autóctonos.

¿Cómo llegar a ser una ciudad lenta?

La asociación Cittaslow está abierta a ciudades de menos de 50 mil habitantes. Para ser miembro, una ciudad debe cumplir por lo menos en 50% los objetivos de la autoevaluación Cittaslow.

Una de las principales acciones que caracteriza una ciudad lenta es la participación de sus habitantes.

Cada uno puede formar parte de este proyecto, en un espíritu de apertura, de tolerancia hacia el otro, evidentemente respetando el tiempo particular del intercambio de ideas y de la creación grupal de proyectos y proposiciones nuevas –es decir, lentamente.

Oficina de turismo de Begues
Torres de San Miguel de Morella
Ayuntamiento de Balmaseda
Casco histórico de Pals
Rubielos de Mora
Faro de Santa Catalina en Lekeitio
Caserio típico de Mungia
Casas indianas de Begur

Así, los militantes de este movimiento consideran que tanto la democracia y la educación como la toma de decisión colectiva requieren de lentitud. Más aún, la ecología, el respeto por la naturaleza, la relación entre seres humanos y naturaleza corresponden a una escala distinta de la de los seres humanos a nivel individual. Así pues, el elogio de la lentitud implica también valorar el tiempo indispensable para la reflexión y la deliberación.

El hecho de que la participación sea un aspecto inherente a la creación de ciudades lentas es un punto muy interesante en la relación del movimiento Cittaslow con el derecho a la ciudad. El movimiento Cittaslow puede considerarse como una experiencia acabada del derecho a la ciudad. En efecto, el tema de la participación, presente, como hemos visto en la Carta de Cittaslow, es también un punto fundamental en la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad.

La certeza de que los ciudadanos deben recuperar la ciudad, reconquistarla, no dejarla en manos de las grandes empresas, de los automóviles, de las industrias contaminantes, de grandes compañías inmobiliarias; sino que por el contrario, deben luchar por imponer otra visión de la ciudad, compartida, acogedora, con muchos espacios públicos donde los encuentros sean posibles. El tema de la participación no es el único aspecto del derecho a la ciudad que desarrolla y posiciona la red Cittaslow: la voluntad de crear una identidad, de ser feliz y estar orgulloso del lugar donde se vive; ese sentimiento de pertenencia a una localidad es también un punto fuerte del derecho a la ciudad (Síntesis de Charlotte Mathivet · www.hic-net.org.)