¿Cómo es el clima mediterráneo?
El bosque y matorral mediterráneo, conocido como durisilva, contiene una fabulosa riqueza de ecosistemas vegetales donde conviven animales de todas las especies, como mamíferos, reptiles, aves, insectos, peces, anfibios e invertebrados.
Entre esos animales encontramos lobos, linces, zorros, cabras montesas, jabalíes, ardillas, conejos, aves rapaces, reptiles y una fauna marina impresionante.
Sin embargo, esta fauna, tan ponderada por los ecologistas, corre el riesgo de venirse a menos debido a la acción depredadora del mismo ser humano que debería cuidarla y protegerla, en su afán de riqueza desmedida.
En este sentido, se privilegia la construcción de viviendas, las actividades lúdicas y de ocio, la tala y la quema, el desecado de lagunas y demás acciones que motivan la migración de animales de sus hábitats naturales, trayendo como consecuencia, algunas veces, su extinción.
El clima mediterráneo es templado, típico de zonas ubicadas entre los 30º y los 45º de latitud, como el mar Mediterráneo, California y algunas zonas de Sudáfrica y Australia, con veranos secos y calurosos, primaveras y otoños lluviosos, con precipitaciones de 1000 mm, e inviernos suaves.
Una de las características de este clima es que hay meses en los cuales no se producen lluvias, por lo que son secos y áridos, mientras en otras estaciones o temporadas las precipitaciones son frecuentes, lo que trae como consecuencia la variación pronunciada de la temperatura entre una estación y otra.
En el mundo solo hay cinco regiones que tienen las mismas condiciones del bosque mediterráneo, las cuales son: centro sur y suroeste de Australia, África meridional, la zona del Mediterráneo (que comprende, entre otros, a España, Italia, Grecia, Turquía, Siria, Israel, Marruecos y Argel), la zona del matorral de Chile y las regiones mediterráneas de California.
¿Cuáles son los principales animales del Mediterráneo?
Como queda dicho, se trata de una zona muy rica en especies, de mucho atractivo turístico y científico, entre las que se encuentran las siguientes:
Águila imperial ibérica. Su pomposo nombre se debe a sus hermosas características que la hacen privilegiada en España, por ser la más emblemática de la zona mediterránea.
Lamentablemente se encuentra en peligro de extinción pues apenas existen unas 200 parejas de ejemplares en toda la península, donde se la ha sometido a protección para evitar su desaparición.
Su hábitat se ha visto reducida por los tendidos eléctricos, el envenenamiento, la disminución de las presas que le sirven de alimento, especialmente los conejos, y la acción general del hombre.
Lince ibérico. Es otra de las especies en peligro. El lince es un hermoso felino del cual solo existen poblaciones en Andalucía y Toledo, apenas unos 350 individuos, de aspecto grácil y elegante, con patas largas y una borla[1] negra en la cola, que bate en momentos de peligro, y orejas puntiagudas con pelos, lo que hace factible su camuflaje en momentos de caza.
Lobo ibérico. Es otro magnífico ejemplar del bosque mediterráneo, donde se alimenta de otros animales, pues se trata de un formidable cazador de grandes herbívoros y mamíferos, aunque puede alimentarse de frutos silvestres y otros vegetales, cuando hace dieta para mantener la figura. También es asiduo a comerse los animales muertos que encuentra en su camino.
Oso pardo. Con el oso pardo pasa lo mismo que sucede con los tiburones, satanizados por las películas como devoradores de humanos, cuando en realidad el ser humano no aparece en su cadena alimenticia, y si bien es cierto que ha habido ataques al hombre, eso ocurre cuando el oso se siente en peligro, porque en el caso del oso pardo su alimentación es vegetariana, al punto de que su dentición se ha ido modificando por eso.
Es el animal terrestre más grande de la fauna ibérica y su alimentación está basada mayoritariamente en materia vegetal como bellotas, castañas, bayas, tubérculos, etc. No obstante, posee una mandíbula tan poderosa que es capaz de destrozar un animal de gran tamaño sin aviso y sin protesto.
El oso pardo de España no es muy común a la vista de los pobladores, solo se deja ver de vez en cuando en aldeas asturianas en busca de panales o sotos con bayas. Cuando más, existen unos 100 individuos en la península ibérica distribuidos en Galicia, Asturias, Castilla y León, Cantabria y Los Pirineos.
Es posible que llegue a frecuentar las regiones ubicadas más allá de los 1000 metros sobre el nivel del mar, y hay ocasiones en que podemos encontrarlos en prados y pastizales a los 2000 m.
El gato montés o felis silvestris. Es otro de los animales salvajes típicos del bosque mediterráneo donde parece ser hermano gemelo del lince ibérico, al punto de que a veces es difícil distinguirlos.
Tiene pelaje gris atigrado y le gusta la noche, pero en tiempos de caza se adapta al horario de sus presas, así que podemos verlo en cualquier momento detrás del alimento, en cuyo cometido es capaz de recorrer hasta 20 kilómetros en caso de que lo considere sustancioso.
El gato montés caza solo, pero puede andar en pareja, aunque nunca con otro macho, pues es un sultán al que le gusta rodearse de un harén de 3 o 5 hembras. A no ser por su tamaño, podría ser confundido con los gatos domésticos e incluso marca el territorio, al igual que lo hacen estos, orinando en zonas relevantes de su hábitat.
Jabalí. Es un mamífero mediano de gran cabeza alargada y ojos pequeños, cuello grueso y patas cortas. Debido a su mala vista, debe visitar continuamente al oftalmólogo, pero este defecto lo compensa con el olfato desarrollado que posee, el cual le permite captar/oler presas a cierta distancia, lo que complementa con el oído, que le permite escuchar sonidos que el ser humano no percibe.
El jabalí es una de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del planeta, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El macho pesa 90 kilos, pero puede llegar a pesar más de l40 kilos y la hembra, 70 kg.
Le gustan los matorrales, el bosque de coníferas y el bosque mediterráneo, es decir, las regiones que tengan vegetación abundante; su presencia se hace visible en toda la península ibérica, especialmente en el centro y norte de Andalucía y Cataluña.